martes, 6 de octubre de 2015

Capítulo II
Sin destino

Ella. Otra batalla perdida, tratando de encontrar el significado a las cosas. Lo sintieron como una estrella fugaz, como un velero a la deriva, una luz en el cielo, un cometa.

Ella tenía la esperanza en algo, aún no sabe lo que es, pero la tenía.

Lo vio pasar, cuando lo miro lo reconoció, sabía que era algo familiar, tenía esa impresión de conocerle, era un sentimiento. Va por la vida enamorándose, construyendo puentes, reparando velas para poder seguir  zarpando, encallando en cualquier puerto, pero aunque se te haga imposible, no es cualquier puerto, ella decide. Su forma de ser hace que se te ericé la piel, la podrías encontrar en la parte trasera de un coche mirando el cielo y reconocerías sus lágrimas, lágrimas que podrían iluminar la noche más oscura, podrían iluminar el cielo de punta cometa.

Déjate enredar en sus largos cabellos, en la locura de sus sueños, en los arranques de furia que tiene, en el enojo amargo que emana, en sus curvas que inspiran tristeza, en la inmensidad de su piel, en lo taciturno de su ser. Ella puede darte veneno  y miel. Puede ser tan amarga como dulce, enamorada llámala enamorada de la vida, del amor... Su mayor defecto.

Dos seres, dos colores, dos banderas, dos continentes, dos cielos, sol y nieve.
Café y azul, pero al final energía.
Pregunta, haz la pregunta que se te venga a la mente... ¿Porque? Te respondo: No lo sé.

Sabía que se iría, lo aceptaba desde el primer momento, sabía que las horas y los días estaban contados, era un trato, era un hecho, sólo era.

No puedes insistir, no debes preguntar de más, no hay nada que tengas que cuestionar, no está permitido.

Jamás dudes de la intensidad de las cosas, jamás dudes del sentimiento efímero.

Sabes que quieres más, deseas saber más... ¿Qué piensa? ¿Qué come? ¿Con quién duerme? ¿Qué sueña? ¿Qué le gusta? ¿Por dónde camina? ¿Como Ama? ¿Cuales son sus miedos? ¿Cuánto ha amado? ¿Que está pensando? ¿Estará feliz ó triste?  Pero sobre todo ¿Cómo es?

Y en la lejanía la oscuridad solo puedo decirte una cosa, fue algo fugaz.

El allá y tú acá, después de todo se rompió en dos.

Él. Despreocupado

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