martes, 6 de octubre de 2015

Capítulo I
Dos mundos


Él. Tiene todo lo que cualquiera podría desear, vida fácil. Siempre ese afán por hacer sentir bien a las personas, disfruta de buenos restaurantes, buena música, buenos bares, disfruta la compañía sea cual sea, su gran defecto. Va por la vida pensando que cualquiera puede ser el amor de su vida, cree suponer que cada una que llega a su vida se quedara por siempre ¿Su error? Creerlo. Tiene esa intensidad que cualquier persona desearía, es fuerte, es vital, ¿Definición de una buena vida? Seguramente sería él. Con seguridad odiarías a la persona que eres cuando estas con él. Déjame explicártelo, te convierte de pronto en un súper héroe, sientes ese poder de hacer todo, si estar en la cima de una montaña es lo que estas pensando tal vez es así como podrías describirlo, te podrías sentir la persona más afortunada del mundo, descubrirías partes de ti que ni siquiera sabías que existían, como esas ganas de vivir.

Te contagia, te contamina, te envuelve. Todo está a sus pies, y él disfruta de la sencillez de las cosas.
Disfruta cocinarte, hablarte, cuidarte, amarte. Pero también disfruta verte sufrir, no te lo dice pero lo sabes, lo sabes desde el momento en que lo conoces. Quien no se sentiría afortunada y con ganas de atrapar a este ser de otro mundo, porque tu mundo y el suyo, son dos mundos diferentes. Son universos alternos, son energías diferentes, son sueños y vidas injustas. Piensa esto; un día tomando el thé donde quieras, donde sea, pero sólo con él. Asegúrate de pasarla bien y no contar las horas, los minutos, los segundos, porque después podrías pedir una rehabilitación. 

Se apodera de tus sueños, de tu vida, de tu trabajo, de tu cuerpo. Pero con el tiempo aprendes a leer más; sus ojos que son de un color hipnotizante, aunque el no te lo diga, sabes que es un enamorado empedernido, sabes perfectamente cuando ama, cuando está triste, cuando sufre, cuando algo le preocupa y rara vez cuando se enoja. Sus ojos ciertamente son la ventana de su alma, te he dado el arma para desarmarlo. Y es irónico que cuando estas en su espiral pienses en la persona que va a quedarse con el, piensas en como será su compañera de vida, si será alguien espectacular o alguien tan x que el color gris no la defina, pero mientras lo piensas también deseas ser tu esa persona. Parece que hablamos de un botón rojo que no debes presionar, pero si lo presionas, estas jodida. Ni lo intentes no hay camino de regreso, y un día debes aprender a dejarlo ir.
¿Es amor lo que sientes? Quien sabe.

¿Acaso el miente? siempre.


Ella. Depresiva.

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