sábado, 29 de octubre de 2016

Sin borrador


Hoy por fin puedo sentarme a escribir.
No había podido pensar en nosotros, llegué a la conclusión de que soy egoísta.

En mi soledad, reflexioné todas las cosas, últimamente cuando hablaba de ti expresaba mi inconformidad. Lo mucho que dejamos de tener, la impotencia de querer dejarte y no poder.

Todos me decía ¿Porqué no le dices? ¿Porqué ante pones tu felicidad por la felicidad de otra persona?
¿Cuánto tiempo estarás dispuesta a estar así? El día que te enamoraste de otra persona fue el día que decidiste traicionarlo... Pero ¿Sabes qué? en realidad solo hablaba de mi egocentrismo.

Jamás dije cosa buena acerca de ti, creo que siempre te hice ver como el malo, como esa persona que no quería dejarme ir y que me hacia daño. Desde la perspectiva sexual a la intelectual.

Es cierto y ahora lo entiendo, todas las personas tienen su lado bueno y malo.
Y es verdad que aprendes a lidiar con eso, no sé porqué deje de ser feliz a tu lado.

No fue a raíz de la infidelidad, ni fue a raíz de mis múltiples cumpleaños fallidos; ni las groserías que me hacía tu mamá, ni el límite que tenías con mi familia.

Hoy mi mamá me dijo algo que jamás vi desde otra perspectiva:  "Te cuesta trabajo socializar".
Siempre creí que eras mamón con las personas en general y más aún con mis amigos.

Hoy recapitule todas nuestras cosas, y solo se me vinieron momentos felices; sé cuanto te has esforzado este último tiempo conmigo. ¡Puta! y me aferré a dejarte libre.

Valoré cada mirada que me dabas, cada lagrima que derramamos... hoy extrañé escuchar el motor de la moto, sentía que en cualquier momento entrabas por esa puerta, con esa cara de arrepentido, de perdón, de tristeza. Justo como un niño perdido.
Pero también pensé que estarás mejor sin mi, sin esta persona que es un disco rayado, una ventana rota, un hoyo en el asfalto...

Ahora duele, porque no estarás más... no habrá más museos, más risas, más bicicletas, más helados, más fútbol, más cine para niños, más regalos en navidad, más tacos, más postres, más lluvia en la moto, más series, más chistes, más cariños... Hacíamos tantas cosas, tantas que no puedo nombrarlas, pero siempre falto algo y yo fallé.

Perdóname, porque te amé tanto y caí a un abismo.

Gracias por la paciencia, gracias por siempre enseñarme cosas, por reirte conmigo, por haber estado en los peores momentos y haber sostenido mi mano; gracias por cada noche, por cada día, gracias por haberme amado.


No hay comentarios: